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Por Yaser A. Dagga

En los negocios, solemos hablar de innovación, liderazgo y expansión. Pero hay un área que, si no se maneja con disciplina, se convierte en el freno más silencioso de cualquier proyecto: las finanzas.

Un error financiero no siempre se nota al inicio. Puede que el negocio facture, que los clientes estén satisfechos y que el mercado parezca responder… pero debajo de esa superficie puede estar creciendo una fragilidad que tarde o temprano saldrá a la luz.

Con los años he identificado errores financieros que se repiten en distintos niveles: en emprendimientos que apenas nacen y también en empresas consolidadas. Aquí comparto algunos de ellos, junto con las lecciones que más me han marcado.

Pensar solo en costos y no en valor

Reducir gastos puede parecer la salida rápida para mejorar los números, pero si esos recortes afectan el valor que entregas al cliente, en realidad estás debilitando tu negocio.

He visto empresas que, en momentos de dificultad, eliminan programas de capacitación, reducen la calidad de insumos o descuidan la atención al cliente. En el papel, esos ajustes alivian los costos. Pero en la práctica, lo que hacen es erosionar la confianza del consumidor, que tarde o temprano busca otra alternativa.

La clave es cambiar la pregunta: no “¿cuánto cuesta?” sino “¿qué valor genera este gasto en el largo plazo?”. Una inversión en talento, en procesos o en experiencia del cliente puede no mostrar resultados inmediatos, pero sí construye la reputación y la solidez que permiten crecer.

No anticipar escenarios futuros

Un error común es planificar como si el mercado fuese estático. Las proyecciones financieras suelen hacerse en un solo escenario, el esperado, sin contemplar cambios bruscos en la economía, en la demanda o en la competencia.

La práctica de construir escenarios alternativos: optimista, realista y pesimista, no es pérdida de tiempo: es una estrategia de prevención. Si mañana ocurre una devaluación, una subida de costos inesperada o una caída en la demanda, la empresa que se preparó puede reaccionar rápido. La que no, improvisa.

La anticipación es, en realidad, un seguro contra la incertidumbre. No evita las crisis, pero sí reduce el impacto y permite mantener la calma en la toma de decisiones.

No usar datos para decidir

Muchos negocios aún toman decisiones “por costumbre” o “intuición”, ignorando que los datos hoy están al alcance y pueden mostrar patrones valiosos.

Saber cuáles son los productos que más rotan, qué segmentos de clientes generan mayor margen o en qué meses la liquidez baja es información que evita errores de inversión. He aprendido que no se trata de tener más informes, sino de convertir esa información en acción.

La inteligencia de datos aplicada a las finanzas no es lujo, es necesidad. El empresario que gestiona con números claros y actualizados tiene una ventaja enorme sobre quien navega a ciegas.

Subestimar la relación entre capital humano y finanzas

Cuando hablamos de finanzas, solemos pensar en números. Pero detrás de esos números hay personas.

Un equipo sin motivación o mal capacitado puede generar pérdidas invisibles: errores en inventario, devoluciones frecuentes, clientes insatisfechos que no regresan. Y todo eso termina reflejándose en el balance.

Por eso, invertir en la formación y bienestar del talento no es solo un gesto humano, es también una estrategia financiera. Un trabajador motivado cuida mejor los recursos, atiende mejor al cliente y contribuye a la eficiencia global de la empresa.

Confundir crecimiento con fortaleza

Abrir más sedes, aumentar la nómina o duplicar inventarios puede dar la sensación de expansión, pero si ese crecimiento no está respaldado por finanzas claras y sostenibles, puede convertirse en una carga.

El verdadero crecimiento no es solo cantidad, sino resistencia. Una empresa fuerte es la que puede expandirse sin perder control, que mide cada paso y que entiende que la estabilidad es más importante que la velocidad.

La madurez empresarial consiste en crecer sin hipotecar el futuro.

En mi experiencia, los errores financieros más peligrosos no son los que se cometen por falta de dinero, sino por falta de visión.

Un empresario que ve más allá de los números entiende que las finanzas son un reflejo de sus decisiones: dónde recorta, dónde invierte, qué valora y qué ignora.

“El éxito no está en evitar todos los errores financieros, sino en construir una disciplina que permita aprender, corregir y avanzar con solidez. Porque en el mundo de los negocios, no gana el que factura más en un mes, sino el que logra sostener su crecimiento en el tiempo.”, recalcó Yaser Arafat Dagga

Yaser Arafat Dagga MuhdPresidente de Frigilux