Por Yaser Dagga – CEO de Galería Avanti y presidente de Frigilux
A lo largo de mi carrera he aprendido que las empresas que crecen no son necesariamente las que tienen más recursos, sino las que saben interpretar mejor la información que generan. La data —bien estructurada, bien analizada y sobre todo bien utilizada— es uno de los activos más poderosos que un negocio puede tener. Y, sin embargo, aún veo a muchos emprendedores que limitan su gestión al uso básico de un CRM: registrar contactos, hacer seguimiento comercial y medir ventas superficiales. Eso es solo el punto de partida.
La verdadera inteligencia empresarial ocurre cuando somos capaces de transformar datos dispersos en decisiones estratégicas que nos permitan anticipar comportamientos, optimizar procesos y mejorar la experiencia del cliente. En Galería Avanti y en Frigilux hemos construido un ecosistema donde la información es la base que sostiene la operación diaria y, al mismo tiempo, el motor que impulsa nuestro crecimiento.
Todo empieza por entender que la data no es un reporte; es una oportunidad. Cada cliente que entra a la tienda, cada consulta que se hace en la web, cada producto que se mueve en inventario y cada interacción del equipo genera señales. Esas señales revelan patrones que muchas veces están invisibles para la intuición humana, pero que al analizarlos correctamente se convierten en decisiones claves.
Por ejemplo, al estudiar en profundidad los movimientos de inventario, descubrimos temporadas donde ciertos productos aumentaban su rotación sin una explicación evidente. Analizar el contexto nos permitió optimizar compras, anticipar tendencias y evitar quiebres de stock en momentos críticos. Eso no se logra con intuición; se logra conectando datos que antes estaban aislados.
El comportamiento del cliente es otro recurso invaluable. Entender cómo compra, cuándo compra, qué consulta, qué rechaza y qué pregunta nos ayuda a diseñar estrategias mucho más precisas. En Avanti utilizamos la información para fortalecer la experiencia: reorganizamos categorías, replanteamos exhibiciones, ajustamos surtidos y mejoramos la orientación de nuestros asesores. El objetivo es que cada visitante sienta que la galería entiende lo que busca incluso antes de pedirlo.
Pero convertir data en estrategia requiere un cambio cultural. No basta con tener herramientas. Hay que entrenar al equipo para que valore la información, la interprete correctamente y la utilice para tomar mejores decisiones. Un sistema lleno de datos no sirve de nada si no existe una estructura que permita convertirlos en acciones. Por eso trabajamos en desarrollar modelos predictivos dentro de la empresa y metodologías que nos permiten analizar tanto micro señales como tendencias globales.
Incluso hemos incorporado inteligencia artificial en procesos internos que antes consumían tiempo y recursos. Hoy contamos con un modelo capaz de extraer información de las órdenes de compra y convertirla en listados organizados que se integran automáticamente a nuestro ERP. Esto reduce tiempos de recepción, elimina errores manuales y permite que el equipo se enfoque en tareas estratégicas. Esa eficiencia no es casualidad: es consecuencia directa de entender qué datos necesitamos, cómo estructurarlos y cómo transformar ese flujo en productividad.
Cuando las decisiones se basan en data real, desaparece la incertidumbre. Determinar precios, diseñar promociones, escoger productos, planificar inventarios y definir inversiones deja de ser una apuesta. Se convierte en un proceso racional sustentado en evidencia. Y esto no solo mejora la operación: eleva la confianza del equipo, fortalece a los proveedores y le da al cliente una experiencia más coherente y más humana.
Naturalmente, trabajar con data también implica responsabilidad. Debemos protegerla, respetarla y utilizarla de forma ética. La confianza es parte esencial de cualquier estrategia de inteligencia empresarial. Si no cuidamos los datos de los clientes, la relación se fractura. Por eso invertimos en tecnología, protocolos de seguridad y equipos especializados.
Mi mensaje para los emprendedores es claro: no vean la data como un archivo más. Véanla como una brújula. Cuando se interpreta correctamente, se convierte en la ventaja competitiva que diferencia a las empresas que reaccionan tarde de las que se anticipan.
Hoy puedo decir con total claridad que gran parte de la evolución de Avanti y Frigilux ha sido posible gracias a la capacidad de leer información antes que la competencia y convertirla en decisiones concretas. La data no reemplaza la visión, pero sí la potencia. Y cuando visión y análisis trabajan juntos, las posibilidades de crecimiento se multiplican.